lunes, 3 de enero de 2022

Visitantes ponen el peligro la estructura arqueológica más alta del país

 

El sitio arqueológico “Potrero de Payogasta”, ubicado en el extremo Norte del Valle Calchaquí, fue un centro administrativo incaico de gran importancia para una de las regiones más prósperas y habitadas de la región en épocas prehispánicas. Ha sido declarado Monumento Histórico Nacional y en 2014 forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de UNESCO en el marco del Qhapaq Ñan – Sistema Vial Andino. Son escasos los sitios en Argentina que aún conservan parte de la arquitectura original introducida por los incas a principios del siglo XV. Potrero de Payogasta es uno de esos relictos del pasado donde hasta ahora se puede apreciar uno de los edificios más emblemáticos construidos por el Tawantinsuyu, esto es la kallanca, aunque también hay collcas o depósitos y un ushnu o plataforma ceremonial. Las kallancas fueron una especie de galpones que tuvieron varias funciones, se caracterizaron por su altura, gran superficie y techos de dos aguas bien pronunciados. En nuestro país solamente dos kallancas se mantuvieron en pie, la de Potrero de Payogasta y la de Las Capillas, ambas ubicadas en Salta. De todas las estructuras prehispánicas existentes en Argentina, la kallanca de Potrero de Payogasta en la más alta y su equilibrio es muy frágil, por lo que es posible que en cualquier momento colapse.

La fotografía que ilustra esta nota muestra una acción irresponsable, donde no solo se pone en peligro la integridad del patrimonio cultural, sino también la de las personas que lo visitan, incluyendo a la señorita que subió a esa estructura que está por colapsar.

No se trata aquí de hacer una cacería de brujas, sino de crear conciencia y empezar a revertir situaciones que se suelen dar con frecuencia en los sitios arqueológicos, como los casos de Los Graneros de La Poma donde algunos visitantes saltan las rejas e ingresan a las estructuras, o la Silla del Inca en Incahuasi, donde no solamente se sientan sino que suben las paredes o ingresan con las motocicletas hasta la propia estructura que también está un estado avanzado de fragilidad.

Los sitios arqueológicos son una preciosa herencia del pasado, a través de ellos podemos conocer sobre nuestras raíces e identidad. Pertenecen a toda la sociedad y todos tenemos derecho a disfrutarlos y aprender de ellos, pero si persistimos en los malos hábitos como los mencionados anteriormente, iremos perdiéndolos y con ellos nuestra memoria. El hermoso mensaje de la señorita se ve opacado por su conducta, aunque es seguro que no lo hizo con mala intención, sino por desconocimiento y esperamos que estas líneas sirvan para alertar, prevenir y educar sobre lo que no se debe hacer en los sitios arqueológicos que atesoran nuestro pasado.

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