El siguiente artículo fue publicado el pasado 12 de marzo de 2020 en el diario El Tribuno. Queremos agradecer a Fredi Minola de dicho diario por el espacio cedido y a Néstor Troncoso por las fotografías.
Texto original del artículo:
Patrimonio de la Humanidad. QHAPAQ ÑAN- Sistema Vial Andino.
Por Christian Vitry
(Arqueólogo. Director del Programa Qhapaq Ñan. Subsecretaría de Patrimonio
Cultural. Secretaría de Cultura)
Desde el año 2014 la provincia de Salta tiene por primera vez lugares
incluidos en la selecta Lista del Patrimonio Mundial de UNESCO. Se trata del
Qhapaq Ñan – Sistema Vial Andino, que popularmente se lo conoce como “camino
del Inca”.
El Qhapaq Ñan incluye a seis países andinos (Colombia, Ecuador, Perú,
Bolivia, Chile y Argentina) y en nuestro país se extiende desde Jujuy, pasando
por Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Por primera vez en
la historia de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura) se presentaron seis países con un proyecto
en común, tarea que demandó más de una década de trabajo, pues se inició a raíz
de la iniciativa de Perú en 2001.
Si bien el nombre alude a los caminos (Qhapaq = Principal y Ñan =
Camino) en realidad se trata de una serie de sitios arqueológicos que, de
manera complementaria, intentan describir la dinámica cultural de los pueblos
prehispánicos en su máximo apogeo, antes de la llegada de los españoles. Sin embargo,
gran parte de esta densa y compleja red de caminos que tuvo una extensión de
unos 40.000 kilómetros, data de cientos de años antes de los Incas, ya que
durante siglos hubo una intensa comunicación e intercambio en el área andina
con conexiones a la costa del Pacífico y las selvas orientales. Se supone que
fue durante el gobierno del Inca Pachacutec, en el siglo XV, cuando se produjo
una gran extensión territorial, donde se mejoraron e incorporaron nuevos
caminos y mucha infraestructura relacionada al mismo.
Los caminos
incaicos se construyeron con una finalidad práctica en función del tráfico
pedestre de hombres (entre los que se encuentran los conocidos chasquis o
mensajeros) y animales, es decir las llamas, que con su capacidad de
transportar entre 30 y 40 Kg en su lomo, eran muy utilizadas para el traslado
de minerales y productos de toda índole entre diferentes regiones del imperio.
A pesar de
los miles de kilómetros en que se entretejen estos caminos arqueológicos
existen similitudes constructivas que los hacen característicos y únicos. Donde el terreno era aplanado trazaban una
recta perfecta, a veces de varios kilómetros como el caso de la recta de Tin
Tin, actual ruta vehicular de los Valles Calchaquíes que fuera otrora camino
precolombino; otro elemento distintivo fue el de unir dos puntos o localidades
empleando la menor distancia posible, sin por ello olvidar u obviar la
disponibilidad de agua y la menor inclinación del terreno. Las diferentes técnicas aplicadas a la
construcción de estos caminos se adaptaban sobremanera a los viajeros, cuyo
objetivo estaba orientado a reducir a la mínima expresión el esfuerzo y
desgaste físico.
El
alto grado de sofisticación constructiva estuvo representado por los puentes
fijos, puentes voladizos de madera o roca, puentes colgantes, puentes
flotantes, escalinatas, cables carriles, rampas y enormes taludes o paredes
artificiales construidas sobre precipicios y laderas abruptas, a fin de
mantener la línea del camino y el nivel altitudinal.
En Salta, los sitios que forman parte del Qhapaq Ñan son: El complejo
arqueológico del volcán Llullaillaco, conformado por ocho sitios arqueológicos
que se distribuyen desde la base de la montaña (4.900 m) hasta la cumbre (6.739
m) unidos por segmentos de caminos ceremoniales. Cabe destacar que en esta
montaña, hace dos décadas se produjo unos de los hallazgos arqueológicos más
impactantes del Norte Argentino, que se encuentra conservado y exhibido en el
Museo de Arqueología de Alta Montaña. Por otra parte, ubicado en la Quebrada
del Toro tenemos el complejo arqueológico de Santa Rosa de Tastil, uno de los
sitios arqueológicos preincaicos más grandes del país, donde se muestra el alto
grado de desarrollo que tenían los
habitantes de esta región antes de la llegada de los Incas a principios de
1.400 de nuestra era. En Tastil observamos viviendas de diferentes tipos,
plazas públicas, calles principales y secundarias, espacios ceremoniales zonas
de corrales, basurales, cementerios y alrededor manifestaciones de arte
rupestre representadas en miles de bloques, siendo uno de los lugares de mayor
concentración en América. Los sitios del Qhapaq Ñan siguen en los Valles
Calchaquíes en dos sitios emblemáticos como son Los Graneros de La Poma y
Potrero de Payogasta; el primero consistente en una cueva con silos construidos
con barro para el almacenamiento de granos y otros productos y Potrero de
Payogasta se destaca por la conservación de un muro de 8 metros de altura que
formaba parte de una Kallanca Inca, esto es una especie de galpón junto a una
plaza en cuya parte central hay una plataforma ceremonial denominada Ushnu, que
es donde se paraba el dirigente Inca y se dirigía a su gente. Este lugar debió
ser un centro administrativo de importancia en el sector Norte del Calchaquí.
Finalmente, un tramo de camino Inca que vincula la Quebrada del Toro con el
valle Calchaquí, atravesando por la cuesta de Ingañan y pasando por Las
Capillas, donde se pueden pescar truchas y comer productos agrícolas frescos,
además de los deliciosos quesos de cabra.
Acciones de conservación junto a
las comunidades
La gestión y cuidado de todos estos bienes está a cargo del Programa
Qhapaq Ñan, dependiente de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, en el
ámbito de la Secretaría de Cultura que dirige Sabrina Sansone. Desde este
ámbito se generó un proyecto sin precedentes en nuestro país denominado
“Programa de entrenamiento para trabajos de conservación del Qhapaq Ñan”, con
fondos provinciales y del BID (Préstamo BID 2835/OC AR).
El objetivo principal consiste en realizar tareas de conservación de
los sitios arqueológicos que forman parte del Qhapaq Ñan junto a las
comunidades, en tal sentido, se crearon espacios de capacitación para el
intercambio de saberes relacionados con técnicas constructivas arqueológicas y
actuales. La capacitación está a cargo de la arqueóloga cusqueña Amelia Pérez
Trujillo y los profesionales del Equipo Qhapaq Ñan. El primer ciclo se realizó
en Tastil, donde se capacitaron a 15 personas de diferentes parajes de la
Quebrada del Toro y la Puna. En el sitio se realizaron tareas de consolidación
y conservación, llegando a intervenir unas 70 estructuras. La responsabilidad
de la logística (comida, alojamiento, traslados etc.) estuvo a cargo de la
Asociación de Emprendedores de los Cerros “Turu Yaco”, que desarrollaron un
excelente trabajo.
Por otra parte, se realizaron trabajos de conservación en un tramo de
camino Inca que va desde la Quebrada del Toro hasta el Valle Calchaquí,
logrando restaurar 25 Km de caminos incaicos desde Tastil hasta Las Capillas,
constituyéndose en el primer tramo de camino arqueológico en ser restaurado en
Argentina.
Entre fines de diciembre de 2019 y enero del presente año se dio inicio
al segundo ciclo de capacitación y tareas de conservación que se realizará
durante todo el 2020 en el Valle Calchaquí. La instancia de capacitación está
dirigida a miembros de diferentes comunidades y parajes que fueron
seleccionados por las Unidades de Gestión Local del Qhapaq Ñan de La Poma y
Potrero de Payogasta, mientras que el trabajo de logística está a cargo de la
comunidad “La Unión de Diaguitas y Calchaquíes de El Rodeo”, quienes reciben
los fondos y se encargan de proveer todas las comodidades (comida, alojamiento,
traslado, etc.) para los becarios y profesionales que trabajan en los sitios
del Patrimonio Mundial.
Tener sitios del Patrimonio Mundial en nuestro territorio representa un
orgullo y también una gran responsabilidad. Todo este trabajo que se viene
realizando de manera conjunta con las comunidades permitirá el pleno disfrute
de estos lugares que testimonian parte de nuestra historia prehispánica y
actual.
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