El proyecto internacional Qhapaq
Ñan, Sistema Vial Andino, integrado por países como Colombia, Perú, Bolivia,
Ecuador, Argentina y Chile, coadyuvó en la declaratoria que avala su Valor
Universal Excepcional, el 21 de junio de 2014 por decisión del 38° comité de
UNESCO. Sin embargo, a lo largo de este proceso los criterios de consulta y
participación resultaron dispares a la hora de poner en práctica la metodología
de gestión participativa. No todos los Estados Partes decidieron instrumentar
asociaciones civiles que permitieran convocar a sus referentes locales para
analizar de manera conjunta y prioritaria propuestas del patrimonio local.
Durante la fase de candidatura a
la nominación como Patrimonio Mundial y posterior a ella, en Argentina se
crearon organizaciones civiles sin fines de lucro denominadas Unidades de Gestión Local (UGL) integradas
por representantes de instituciones públicas, asociaciones locales, ONGs y comunidades
de base. Su función principal es la de colaborar con la administración de los
bienes culturales y tramos asociados al Sistema Vial Andino según el radio de
acción donde se encuentren. A su vez permiten sostener espacios de interacción entre
las instituciones de gestión patrimonial y los referentes locales o miembros activos representados.
Así, en la compleja estructura organizativa
del Qhapaq Ñan, las Unidades de Gestión Local conforman el nivel de base en
relación con las demás organizaciones e instituciones administrativas del
Qhapaq Ñan de carácter provincial, nacional y transnacional (ej. Secretaria Pro
Tempore, Unidad de Gestión Federal, Unidad de Gestión Provincial). Desde el año
2010, nuestro país propuso implementar un modelo de planificación participativa
con el objeto de iniciar un proceso de consulta previa, que comprendía un “ciclo
de información – consulta – consenso” destinado a las comunidades locales
involucradas en el proceso de patrimonialización. Desde entonces las unidades
de gestión comenzaron a aparecer en escena para visibilizar sus intereses,
inquietudes, demandas y acuerdos, como se menciona en el expediente de
nominación.
Entre los años 2012 y 2015, el
Programa Qhapaq Ñan Salta coordinó la creación de cuatro Unidades de Gestión vinculadas
al patrimonio local que obtuvo la mención de Patrimonio Mundial: UGL Tastil
(sitio arqueológico Tastil y sub tramo Tastil-Potrero), UGL Tolar Grande
(Complejo Arqueológico Volcán Lllullaillaco), UGL La Poma-Rodeo (Sitio
arqueológico Graneros de La Poma y sub tramo Las Peras- Sauzalito) y UGL
Potrero de Payogasta (Sitio arqueológico Potrero de Payogasta). Se formalizo
mediante un acta constitutiva y un reglamento para organizar el funcionamiento
de las asambleas. Este último contiene detalles sobre las funciones y atribuciones de las UGL, la
designación de los miembros activos, generalidades sobre la modalidad de
convocatoria y funcionamiento de las asambleas y los límites de injerencia
patrimonial a nivel de territorio.
A casi seis años de la declaratoria, somos testigos de una trayectoria de gestión social que, a prueba de ensayo y error, se ha enriquecido en el contexto de intensos debates en torno al patrimonio y sus prioridades concomitantes y ha llegado a delinear acuerdos frente a propuestas de conservación sobre los sitios patrimoniales; en definitiva una trayectoria que ha logrado crear valor sumando el criterio de sus miembros activos.
A casi seis años de la declaratoria, somos testigos de una trayectoria de gestión social que, a prueba de ensayo y error, se ha enriquecido en el contexto de intensos debates en torno al patrimonio y sus prioridades concomitantes y ha llegado a delinear acuerdos frente a propuestas de conservación sobre los sitios patrimoniales; en definitiva una trayectoria que ha logrado crear valor sumando el criterio de sus miembros activos.
Revisemos un caso concreto de
gestión comunitaria que forma parte de un proceso singular de administración
del patrimonio local. Hacia finales del año 2018 se produjo el desenlace de
numerosos encuentros donde intervinieron profesionales del equipo técnico
Qhapaq Ñan en el seno de diversas reuniones de la Unidad de Gestión Local de
Tastil para poner en consideración una propuesta de conservación en el sitio
arqueológico Tastil y en un tramo de camino de altura que enlaza la quebrada
del Toro con el Valle Calchaqui (sub tramo Tastil-Potrero). La factibilidad del
proyecto fue tomando forma gracias al apoyo de líneas de financiamiento
internacional para las contrataciones del servicio de logística de obras, la
organización de los talleres de formación con etapas de intervención in situ y la
contratación de los especialistas en arqueología y geología responsables del
taller.
Reunión del Equipo Técnico de Qhapaq Ñan con la Unidad de Gestión Local de Tastil (octubre de 2019)
Efectivamente, los becarios que
fueron propuestos y consensuados en asamblea por la UGL Tastil y acudieron de
diferentes parajes ubicados en la quebrada del Toro y quebradas subsidiarias:
parajes La Quesera, Las Cuevas, San Bernardo de las Zorras, Mesadas, Capillas,
Huaico Hondo y Gobernador Solá. La gran mayoría se reconoce como parte de los
pueblos originarios entre los cuales podemos mencionar a la Comunidad de la
Quesera, Comunidad Huaico Hondo, Comunidad Originaria Quebrada del Toro (G. Solá)
y Comunidad Condor Huasi (San Bernardo de la Zorra). Los demás fueron en
representación de la Cooperativa Teki Masi, el Museo de sitio Tastil y como excepción
dos de ellos en representación de la UGL Tolar Grande.
Con respecto al servicio de logística
de obras, la UGL Tastil también sostuvo la idea de que los proponentes debían
ser lugareños dado el conocimiento que poseen de la quebrada y de las familias
capaces de brindar los servicios adecuados. De esta manera el equipo técnico de
gestión mantuvo diversas reuniones con asociaciones y ONGs locales para recibir
propuestas en torno al proyecto de logística.
Varios meses después y luego de diferentes entrevistas e instancias de
evaluación, la asociación de turismo comunitario “Turu Yaco, Emprendedores de
los Cerros” resulto seleccionada y fue la responsable de organizar tamaña
empresa de acompañamiento logístico para el Qhapaq Ñan Salta. Frente a una
diversidad de propuestas a evaluar, el criterio que prevaleció fue el de
considerar las ventajas de una propuesta local, no solo por el valioso capital
social disponible en la quebrada, sino por la decisión de generar una
oportunidad para el fortalecimiento de las capacidades locales.
Reunión del Equipo Qhapaq Ñan con la Asociación de Emprendedores de los Cerro "Turu Yaco" (octubre 2018).
Hoy, estamos en condiciones de
aseverar que la gestión participativa en contexto comunitario constituye la
metodología adecuada para abordar la administración del patrimonio material e
inmaterial del Qhapaq Ñan. Sabemos que no se trata de la decisión más fácil, ni
del camino más corto en términos de la duración del proceso. Se trata nada más
y nada menos que de la decisión de enfrentar múltiples desafíos: el desafío de
sostener acuerdos entre las partes, el de comprender otra lógica de la vida
cotidiana, el de ser interpelados recurrentemente, el desafío de asumir que no
siempre los intereses y prioridades de la comunidad son los mismos que los del patrimonio,
el de asumir que finalmente aquello que denominamos “La Comunidad” no es la
presunción de un mosaico social homogéneo cuyos “intereses en común” actúan como
aglutinante; más bien se define por los compromisos asumidos en común, probablemente
un nuevo compromiso contraído con el patrimonio y para el patrimonio.
Finalización de obras del Qhapaq Ñan y entrega de certificados a los becarios (abril 2019).
Tanto al final como al principio
del camino, nos encontramos en la encrucijada de trascender nuestras prácticas
como gestores del patrimonio cultural. Las marchas y contramarchas del quehacer
patrimonial nos ha llevado a considerar que los verdaderos protagonistas de
esos escenarios, que una vez imaginamos alejados en el tiempo y la distancia,
no hacen más que recrear una y otra vez su patrimonio en el presente, sin
premeditación alguna y orientados por un saber ancestral ávido de alcanzar su
aletargado status frente a los saberes del pensamiento abismal. Como corolario
nos permitimos reflexionar y comprender que es impensable sostener la
protección y salvaguardia del patrimonio sin involucrar a sus hacedores, porque
desde esta perspectiva la gestión social será un constante desafío, porque más
allá de la retórica de considerar al “ser portador” de un patrimonio, cobra
fuerza la lógica del “ser creador” y practicante del patrimonio, en definitiva
“del ser” en el acto de habitar el patrimonio.
Claudia Subelza
Licenciada en Antropología
Equipo Técnico Qhapaq Ñan Salta
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