jueves, 21 de mayo de 2020

Protagonistas del Qhapaq Ñan. Reflexiones en torno a la gestión social del patrimonio


El proyecto internacional Qhapaq Ñan, Sistema Vial Andino, integrado por países como Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Chile, coadyuvó en la declaratoria que avala su Valor Universal Excepcional, el 21 de junio de 2014 por decisión del 38° comité de UNESCO. Sin embargo, a lo largo de este proceso los criterios de consulta y participación resultaron dispares a la hora de poner en práctica la metodología de gestión participativa. No todos los Estados Partes decidieron instrumentar asociaciones civiles que permitieran convocar a sus referentes locales para analizar de manera conjunta y prioritaria propuestas del patrimonio local.
Durante la fase de candidatura a la nominación como Patrimonio Mundial y posterior a ella, en Argentina se crearon organizaciones civiles sin fines de lucro denominadas Unidades de Gestión Local (UGL) integradas por representantes de instituciones públicas, asociaciones locales, ONGs y comunidades de base. Su función principal es la de colaborar con la administración de los bienes culturales y tramos asociados al Sistema Vial Andino según el radio de acción donde se encuentren. A su vez permiten sostener espacios de interacción entre las instituciones de gestión patrimonial y los referentes locales o miembros activos representados.
Así, en la compleja estructura organizativa del Qhapaq Ñan, las Unidades de Gestión Local conforman el nivel de base en relación con las demás organizaciones e instituciones administrativas del Qhapaq Ñan de carácter provincial, nacional y transnacional (ej. Secretaria Pro Tempore, Unidad de Gestión Federal, Unidad de Gestión Provincial). Desde el año 2010, nuestro país propuso implementar un modelo de planificación participativa con el objeto de iniciar un proceso de consulta previa, que comprendía un “ciclo de información – consulta – consenso” destinado a las comunidades locales involucradas en el proceso de patrimonialización. Desde entonces las unidades de gestión comenzaron a aparecer en escena para visibilizar sus intereses, inquietudes, demandas y acuerdos, como se menciona en el expediente de nominación.
Entre los años 2012 y 2015, el Programa Qhapaq Ñan Salta coordinó la creación de cuatro Unidades de Gestión vinculadas al patrimonio local que obtuvo la mención de Patrimonio Mundial: UGL Tastil (sitio arqueológico Tastil y sub tramo Tastil-Potrero), UGL Tolar Grande (Complejo Arqueológico Volcán Lllullaillaco), UGL La Poma-Rodeo (Sitio arqueológico Graneros de La Poma y sub tramo Las Peras- Sauzalito) y UGL Potrero de Payogasta (Sitio arqueológico Potrero de Payogasta). Se formalizo mediante un acta constitutiva y un reglamento para organizar el funcionamiento de las asambleas. Este último contiene detalles sobre las  funciones y atribuciones de las UGL, la designación de los miembros activos, generalidades sobre la modalidad de convocatoria y funcionamiento de las asambleas y los límites de injerencia patrimonial a nivel de territorio.
A casi seis años de la declaratoria, somos testigos de una trayectoria de gestión social que, a prueba de ensayo y error, se ha enriquecido en el contexto de intensos debates en torno al patrimonio y sus prioridades concomitantes y ha llegado a delinear acuerdos frente a propuestas de conservación sobre los sitios patrimoniales; en definitiva una trayectoria que ha logrado crear valor sumando el criterio de sus miembros activos.
Revisemos un caso concreto de gestión comunitaria que forma parte de un proceso singular de administración del patrimonio local. Hacia finales del año 2018 se produjo el desenlace de numerosos encuentros donde intervinieron profesionales del equipo técnico Qhapaq Ñan en el seno de diversas reuniones de la Unidad de Gestión Local de Tastil para poner en consideración una propuesta de conservación en el sitio arqueológico Tastil y en un tramo de camino de altura que enlaza la quebrada del Toro con el Valle Calchaqui (sub tramo Tastil-Potrero). La factibilidad del proyecto fue tomando forma gracias al apoyo de líneas de financiamiento internacional para las contrataciones del servicio de logística de obras, la organización de los talleres de formación con etapas de intervención in situ y la contratación de los especialistas en arqueología y geología responsables del taller.

Reunión del Equipo Técnico de Qhapaq Ñan con la Unidad de Gestión Local de Tastil (octubre de 2019)

Por otra parte, son escasos los trabajos de esta naturaleza donde confluyen diversos actores sociales. El rol y acompañamiento de los miembros activos de la Unidad de Gestión Local de Tastil ha sido fundamental para llevar adelante la selección de los becarios. Para ello se ha tomado como criterio su residencia en los parajes aledaños y su experiencia en labores constructivas y empleo de técnicas tradicionales. Así fue como se conformó el equipo que participo en los talleres de asistencia técnica con intercambio de saberes y en la etapa de intervención arqueológica dirigida por una profesional experta en conservación de sitios arqueológicos con el apoyo de profesionales en geología y la supervisión del equipo técnico del Programa Qhapaq Ñan Salta.
Efectivamente, los becarios que fueron propuestos y consensuados en asamblea por la UGL Tastil y acudieron de diferentes parajes ubicados en la quebrada del Toro y quebradas subsidiarias: parajes La Quesera, Las Cuevas, San Bernardo de las Zorras, Mesadas, Capillas, Huaico Hondo y Gobernador Solá. La gran mayoría se reconoce como parte de los pueblos originarios entre los cuales podemos mencionar a la Comunidad de la Quesera, Comunidad Huaico Hondo, Comunidad Originaria Quebrada del Toro (G. Solá) y Comunidad Condor Huasi (San Bernardo de la Zorra). Los demás fueron en representación de la Cooperativa Teki Masi, el Museo de sitio Tastil y como excepción dos de ellos en representación de la UGL Tolar Grande.
Con respecto al servicio de logística de obras, la UGL Tastil también sostuvo la idea de que los proponentes debían ser lugareños dado el conocimiento que poseen de la quebrada y de las familias capaces de brindar los servicios adecuados. De esta manera el equipo técnico de gestión mantuvo diversas reuniones con asociaciones y ONGs locales para recibir propuestas en torno al proyecto de logística.   Varios meses después y luego de diferentes entrevistas e instancias de evaluación, la asociación de turismo comunitario “Turu Yaco, Emprendedores de los Cerros” resulto seleccionada y fue la responsable de organizar tamaña empresa de acompañamiento logístico para el Qhapaq Ñan Salta. Frente a una diversidad de propuestas a evaluar, el criterio que prevaleció fue el de considerar las ventajas de una propuesta local, no solo por el valioso capital social disponible en la quebrada, sino por la decisión de generar una oportunidad para el fortalecimiento de las capacidades locales.

Reunión del Equipo Qhapaq Ñan con la Asociación de Emprendedores de los Cerro "Turu Yaco" (octubre 2018).

Hoy, estamos en condiciones de aseverar que la gestión participativa en contexto comunitario constituye la metodología adecuada para abordar la administración del patrimonio material e inmaterial del Qhapaq Ñan. Sabemos que no se trata de la decisión más fácil, ni del camino más corto en términos de la duración del proceso. Se trata nada más y nada menos que de la decisión de enfrentar múltiples desafíos: el desafío de sostener acuerdos entre las partes, el de comprender otra lógica de la vida cotidiana, el de ser interpelados recurrentemente, el desafío de asumir que no siempre los intereses y prioridades de la comunidad son los mismos que los del patrimonio, el de asumir que finalmente aquello que denominamos “La Comunidad” no es la presunción de un mosaico social homogéneo cuyos “intereses en común” actúan como aglutinante; más bien se define por los compromisos asumidos en común, probablemente un nuevo compromiso contraído con el patrimonio y para el patrimonio.

Finalización de obras del Qhapaq Ñan y entrega de certificados a los becarios (abril 2019).

Tanto al final como al principio del camino, nos encontramos en la encrucijada de trascender nuestras prácticas como gestores del patrimonio cultural. Las marchas y contramarchas del quehacer patrimonial nos ha llevado a considerar que los verdaderos protagonistas de esos escenarios, que una vez imaginamos alejados en el tiempo y la distancia, no hacen más que recrear una y otra vez su patrimonio en el presente, sin premeditación alguna y orientados por un saber ancestral ávido de alcanzar su aletargado status frente a los saberes del pensamiento abismal. Como corolario nos permitimos reflexionar y comprender que es impensable sostener la protección y salvaguardia del patrimonio sin involucrar a sus hacedores, porque desde esta perspectiva la gestión social será un constante desafío, porque más allá de la retórica de considerar al “ser portador” de un patrimonio, cobra fuerza la lógica del “ser creador” y practicante del patrimonio, en definitiva “del ser” en el acto de habitar el patrimonio.

Claudia Subelza
Licenciada en Antropología
Equipo Técnico Qhapaq Ñan Salta


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